En el panorama actual, un liderazgo efectivo que impulse el talento y fomente el crecimiento personal y laboral de sus trabajadores es un factor esencial para alcanzar el éxito empresarial. Sin embargo, no todos los líderes comparten este pensamiento o comprenden el alcance de su efectividad. Por ello, muchas compañías siguen estando dirigidas por lo que se conoce como el micromanagement: una práctica que genera estrés, desmotivación y perdida de talento entre los empleados de una empresa. Pero, ¿qué es exactamente el micromanagement?
· Micromanagement: qué es y cómo afecta a tu equipo
En concreto, se trata de un método de gestión de equipos en el que los líderes aplican un control excesivo sobre sus trabajadores, dejando a un lado la delegación de responsabilidades. Así pues, los denominados micromanagers vigilan cada decisión, intervención y actividad que se desempeña en la empresa.
Este tipo de liderazgo acaba generando consecuencias negativas tanto a nivel empresarial como a nivel individual, afectando a la salud y rendimiento de los trabajadores.
En primer lugar, ocasiona desmotivación, ya que los empleados sienten desconfianza hacia sus capacidades, y una baja autoestima laboral, debido a que recibir correcciones detalladas de manera constante reduce la confianza en uno mismo.
Asimismo, supone un freno en la creatividad. Este se ve motivado por la falta de libertad, reduciendo el entusiasmo de los trabajadores en innovar y mostrarse proactivos y comprometidos con la compañía.
Finalmente, a todo ello se le suma un incremento del estrés laboral y burnout. Y es que la presión constante y la supervisión exagerada aumentan los niveles de ansiedad, un efecto que acaba desencadenando en el abandono del puesto de trabajo de empleados con gran talento. Esto supone una alta rotación, un factor muy negativo para las compañías, puesto que deben destinar más tiempo del habitual a formaciones y nunca consiguen alcanzar una cohesión de equipo lo bastante fuerte como para explotar al máximo las capacidades y el rendimiento de los trabajadores.
· 5 maneras de detectar esta mala praxis de los líderes
El primer paso para eliminar este mal hábito de una empresa es poder identificarlo. Existen cinco signos habituales que te ayudarán a identificar rápidamente si tú o alguien en tu organización ejerce micromanagement:
- Aprobación constante: Cualquier tarea, por insignificante que sea, debe ser revisada y aprobada directamente por el superior.
- Falta de delegación: Aunque aparentemente se deleguen ciertas responsabilidades, el líder sigue revisando, ajustando y opinando sobre cada mínimo detalle.
- Comunicación excesiva: Reuniones frecuentes y correos electrónicos constantes para realizar un seguimiento innecesario del estado de las tareas y asignaciones.
- Rechazo a nuevas ideas: La iniciativa personal queda prácticamente anulada. Los líderes presentan resistencia al cambio y no valoran las propuestas de los trabajadores.
- Control obsesivo del tiempo: Se usan de forma excesiva las herramientas de control de tiempo y productividad. Es decir, los empleados están monitoreados durante toda la jornada, tanto para verificar que se hagan las horas pertinentes como para comprobar todos sus movimientos del día.
· Del micromanagement al liderazgo efectivo: cómo transformar tu método de gestión
Tal como hemos visto, el micromanagement limita y desgasta al equipo, a diferencia de un liderazgo efectivo, que se centra en empoderar y apostar por el desarrollo de cada miembro de su plantilla. Para llegar a resultados tan distintos es evidente que el modo de gestión es completamente opuesto. Te contamos cómo transformar el ambiente tóxico de tu empresa en un espacio agradable para trabajar.
Para empezar, debes olvidarte del control constante e invasivo sobre los trabajadores. En su lugar, es recomendable establecer metas claras y resultados concretos. Para ello, comunica qué esperas conseguir y basa la supervisión del trabajo en estos objetivos. No te centres en los pequeños detalles y en errores que a menudo podrían pasar desapercibidos, coge una perspectiva más global y estratégica de los resultados.
Es este sentido, también es importante aprender a delegar. Es decir, no solo asignar tareas, también transferir responsabilidades. Hay que confiar en los empleados y sus decisiones. Ofréceles la autonomía necesaria para completar las tareas a su ritmo. Recuerda: velocidad no siempre es eficiencia.
Cambia las revisiones constantes por un seguimiento más periódico. Las revisiones y/o reuniones pueden ser más dilatadas en el tiempo. De este modo, es más fácil medir los avances y detectar puntos en los que el trabajador puede necesitar apoyo. Además, es imprescindible crear un entorno en el que los empleados sientan la comodidad de poder expresarse libremente, así como de plantear sus dudas, inquietudes y sugerencias.
Todo ello debe completarse con una firme apuesta por la formación y el desarrollo profesional del equipo humano de tu empresa. Cuanto mejor capacitados estén tus empleados, más confianza en sí mismos tendrán y mayor será su rendimiento. Por ello, invertir en formación continua y fomentar su crecimiento laboral y personal es una apuesta segura.
En conclusión, en un principio, el micromanagement puede parecer un buen método para mantener el control. Sin embargo, a largo plazo, acaba incidiendo negativamente en la productividad, el bienestar y la motivación del personal. Así pues, al reconocerlo y sustituirlo por un liderazgo efectivo no solo se percibirán mejoras en el ambiente laboral, también en los resultados globales de la compañía.